El ser humano se ha caracterizado por buscar su bienestar y su comodidad. La Pirámide de Maslow enumera las prioridades del hombre y todas ellas evidencian la necesidad de satisfacción.
Las relaciones sexuales están incluidas dentro de las necesidades del hombre. Dios nos diseñó como seres sexuales, con necesidades de caricias y sentimientos; el problema es cuando no se saben controlar realmente este tipo de necesidades. 2 Timoteo 1:7 nos explica claramente que recibimos de parte de Dios, nuestro diseñador, un espíritu de dominio propio, es decir el auto control. La masturbación es simplemente el resultado causado por un mal hábito de la adicción sexual. El problema radica en lo que está en la mente, un conjunto de deseos que comienzan a mover las hormonas de tal forma que es necesario buscar un medio de satisfacción, ya que es una forma de escapar de la realidad y del mundo actual inundándote de fantasías momentáneas que al final solo son eso, fantasías. Una manera muy fácil para el mundo de conseguir dinero es por medio de las fantasías. Cuando alguien ve pornografía realmente lo que está consumiendo son fantasías. Lamentablemente sólo producen satisfacciones momentáneas pero prococan en la mente ciertas sensaciones que quisieras volver a repetir, es por esto que se convierte en una adicción. Ya que los adolescentes y jóvenes reciben un bombardeo de estímulos sexuales a través de los medios de difusión, y los padres, maestros y líderes muchas veces descuidan brindar directriz moral y bíblica (incluso permanecen en silencio sobre este tema), no debería sorprendernos que los más jóvenes ignoren la moralidad de la masturbación. Puede ser que muchos hayan quedado esclavizados en la práctica de la masturbación antes de tener completa conciencia de que se trata de algo moral y espiritualmente perjudicial. Sin embargo, muchos jóvenes a pesar de sus dudas y su excusa de que «todos lo hacen», también llevan en su interior una lucha personal con la sensación incómoda de que la masturbación no es la mejor decisión que están tomando.
La masturbación es una forma egoísta de autosatisfacc ión que genera un hábito también muy egoísta y difícil de quitar aún en el matrimonio.
Conocí un caso de un joven que creyó exactamente esto. Me decía que, aunque él tenía el problema de la adicción sexual y se satisfacía por medio de la masturbación, creía firmemente que al casarse y tener relaciones sexuales reales, automáticamente su adicción iba a quedar cubierta y satisfecha. ¡Cuán lejos estaba de la verdad!
Los hábitos son acciones que se llevan a cabo una y otra vez voluntaria o involuntariamente. En muchos casos no se puede parar, aunque creamos que ya encontramos la solución siempre está el deseo de volverlo a hacer. Este joven sentía mucha seguridad de que las relaciones sexuales, en vivo y a todo color, iban a producirle una mejor sensación o mayor satisfacción que la masturbación, por lo que, según él, habría encontrado la solución. Las fantasías son imágenes que el cerebro produce de acuerdo a las preferencias, ideas, información o deseos que una persona tenga o necesite. Las fantasías son creadas: formas, estilos, colores, olores, sabores y hasta posiciones son utilizadas dentro de ellas.
Cuando este joven se encontró con la realidad, se dio cuenta que sus fantasías no eran precisamente lo que su pareja ofrecía, pensaba o sentía. Al ver que era diferente comenzó a recurrir nuevamente a la salida más fácil. Se dio cuenta que en la fantasía y la masturbación todo era bien sencillo: únicamente debía pensar en lo que a él le gustaba, le excitaba y lo podría llevar al éxtasis. Nunca pensó en que en una relación sexual real debía satisfacer a su pareja y no solamente pensar en él mismo. Al final de cuentas, esto llevó a una ruptura de relaciones pues él simplemente se dedicaba a satisfacerse personalmente, y no sólo en área sexual.
El Salmo 39:9 detalla que Dios conoce nuestros deseos y sabe lo que hay dentro de nuestra mente. Él no desea para nosotros ningún mal, por lo que debemos presentar nuestros deseos para que Dios los vea y no le deshonremos con eso. La masturbación es pecado, y el único que puede quitarlo es Dios.
Lalo Urizar